Lo que está sucediendo en el mundo, con la prohibición ahora en tantos países del vaping, de manera totalmente instrumental a los poderes y a beneficios de los lobbies a los prejuicios de partes significativas del mundo político con el apoyo de cargos científicos e involucraciones particulares es un elemento concreto y en este momento difícil de contrarrestar.
Lo que está sucediendo en el mundo, con la prohibición ahora en tantos países del vaping, de manera totalmente instrumental a los poderes y a beneficios de los lobbies a los prejuicios de partes significativas del mundo político con el apoyo de cargos científicos e involucraciones particulares es un elemento concreto y en este momento difícil de contrarrestar.
Además de las pocas acciones que se pueden hacer concretamente a nivel político también por parte de las Asociaciones, creo que una cosa que pueden hacer todos los operadores del sector y, en todo caso, los vapers, si quieren mantener viva esta alternativa al tabaquismo, es no tomar la parte equivocada.
Uno de los mecanismos de ataque del poder es la peligrosidad y nocividad de los productos de vaping, y sobre estos argumentos la guerra que se ha abierto contra nosotros ha sido realmente fuerte y no da señales de detenerse, aunque desde muchos sectores, afortunadamente, también se escuchan voces independientes y competentes que tratan de justificar científicamente esta alternativa al tabaco. Hablamos de una alternativa al tabaquismo porque ésta fue la palanca histórica para la difusión del vapeo.
Pues bien, hoy en día asistimos a un comportamiento éticamente poco escrupuloso basado únicamente en el negocio por parte de muchos operadores que no dudan en poner en el mercado productos censurables y potencialmente peligrosos para la popularidad de este medio de salvación y de lucha contra el tabaquismo y, por supuesto, de la salud. De este modo, nos colocamos en una posición de crítica y causamos preocupación incluso entre los pocos que podrían ayudar a mantener vivo el vaping y, en consecuencia, las actividades relacionadas con esta pequeña industria.
A esto me refiero cuando digo que no nos pongamos en el lado equivocado de la valla, creo que es imperativo que mantengamos nuestra conducta comercial lo más inatacable posible, el aspecto lúdico del vaping está bien (pero preferiría decir gastronómico o enológico como metáfora) pero debemos evitar sacar productos que estén destinados a volverse en nuestra contra con los aspectos negativos evidentes. Por supuesto, la mía es una posición partisana, pero llevamos tiempo trabajando en este sentido y veo el peligro potencial al que, a mi pesar, nos estamos exponiendo.
La TPD, que ha afectado al vapeo italiano de forma menos violenta que en otros países de la UE o en Estados Unidos, espero que nos ayude a sobrevivir en la normativa, aunque sean difíciles pero necesarias para garantizar el vapeo en el futuro. Depende de nosotros no cerrar la puerta al vaping: el bueno.
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